Última etapa del fantástico Tour de Mont Blanc (TM). Hace buen día con sol y algunas nubes dispersas. Hoy parece que voy mas despacio como si mi mente lo hiciera adrede para retrasar el final de la caminata. Realmente me hubiese gustado que se prolongase unos cuantos días más. A medida que avanzo siempre tengo a mi izquierda el impresionante y omnipresente Mont Blanc. Más adelante me encuentro con cuatro italianos muy simpáticos y bromistas. Hacemos un par de horas juntos y adoptamos como grito de guerra ¡¡Avanti!!. Intercambiamos nuestros e-mail y quedamos en compartir las fotos.
Según me acerco al collado Planpraz a 2.000 metros voy viendo una gran cantidad de gente lanzándose en parapente (nunca había visto tantos juntos) y eso solo hace reforzar una idea que traía en mente.....
Subo al último collado de todo el MT, el Brevent
que está a 2.400 m. y donde hay un mirador espectacular. En la subida
coincido con dos navarros que vienen haciendo una ruta alternativa vamos
juntos un buen rato y me prestan un bastón para salvar algún paso comprometido por la nieve.
No
estoy mucho tiempo en el mirador porque hace frio y estando parado se
nota aún más. Comienzo una larga bajada de casi tres horas hasta Les Houches con la mosca tras la oreja porque me han caído unos cuantos goterones de agua.
Cuando estoy a 35 minutos de Les Houches,
según reza en una señal del camino, empieza a caer gotas de agua y a
tronar. Apenas me da tiempo de ponerme el poncho y llueve con mas fuerza, aprieto el paso y menos mal que a unos 200 metros encuentro una
cabaña y me refugio en el porche. Allí me acurruqué como un pajarito
empapado y sin moverme, por si acaso. Así estuve una hora acompañado de
una buena orquesta de truenos con sus relámpagos. Que llueva, que llueva, que la Virgen está en la cueva...
Una buena tormenta de
verano para tener una aventura completita.