“Miren para la cámara”
Clic. Este era el ritual más usado por los fotógrafos antiguamente,
cuando hacerse una foto era todo un acontecimiento social. Posar no
era una cosa cualquiera por lo que había que ponerse la ropa de los
domingo o de salir. ¡Nos íbamos a retratar!
Se nos avisaba con
bastantes días de antelación de la llegada del fotógrafo y,
mientras contabamos o mejor descontabamos las jornadas que
faltaban para el día tan señalado, la espera se nos hacia
interminable.
Por fin, llegaba el
momento tan esperado. Allí estábamos los más pequeños con una
mezcla de emoción y nerviosismo, expectantes a los movimientos e
instrucciones del fotógrafo que actuaba con mucha paciencia,
aguantando alguna que otra perreta infantil, tomándose todo el tiempo del
mundo para componer la escena porque no se podía permitir la
licencia de desperdiciar película negativa o quizás, vaya usted a
saber, consideraban la fotografía un arte que, viendo algunas fotos
de la época no es de extrañar.
Si señor, sacarse una
foto era todo un lujo.
Mirando la caja de las
fotos (la caja de toda la vida) he elegido las dos que he puesto en
este blog: la primera debe tener aproximadamente 60 años de
antigüedad y la segunda unos 70 años. Observando las mismas me han
surgido algunos interrogantes y la curiosidad por saber quienes eran
esos fotógrafos anónimos, su historia, de donde eran, su trabajo,
como era su vida...
Me he propuesto buscar
información al respecto y prometo ponerla en el blog cuando tenga
algo interesante. Por supuesto toda colaboración será bienvenida con
el añadido de que puede ser un trabajo colectivo que siempre es más
gratificante.
Mi madre y su hermano |
No hay comentarios:
Publicar un comentario