El pasado domingo realicé
una de mis caminatas preferidas siempre que necesito desconectar y
oxigenar las neuronas. Madrugar y empezar a subir con la fresca de la
mañana para superar las primeras rampas, que tienen un gran desnivel,
es una buena manera de comenzar el día e ir soltando el lastre de
las boberías cotidianas.
El camino del Paso de La
Plata es, posiblemente, la vía empedrada que mejor se conserva en la
isla de Gran Canaria y, sin duda, es una impresionante obra realizada
de manera artesanal. Si bien, se tiene conocimiento que desde el
siglo XV ya existía una revirada senda que era usada principalmente
por pastores y personas que transitaban a pie, no es hasta el siglo XIX cuando un
acaudalado terrateniente de Tunte aporta los fondos necesarios para
construir uno de los más importantes Caminos de Herradura que
permitió comunicar y facilitar el comercio del sur con el centro y
norte de la isla.
Según se va ascendiendo
podemos ir disfrutando, primeramente, a nuestra derecha, de una amplia
panorámica de la Caldera de Tirajana, los Altos de Amurga y buena
parte del sureste de Gran Canaria. Luego, según vamos cogiendo
resuello, echando la vista atrás de vez en cuando, vemos la Presa de
Chira, Cercados de Araña, Santiago el Chico, El Canalizo, la Montaña
de Tauro, Soria, la Presa las Niñas, Inagua...
Mas adelante, una vez se
abandona una pequeña presa, al terminar el empedrado, comienza un tramo menos pendiente a
través de un discontinuo y sombreado pinar que nos va insuflando una
gran sensación relajante. Entremedio, si nos apetece, podemos
salirnos un poco de la senda y visitar la casa de Cho Flores y la
Agujerada también conocida por la Ventana del Nublo.
El camino es ancho,
seguro y es muy fácil de seguir porque está muy marcado por
el continuo transito de los senderistas. Apenas son 5,7 km desde Cruz Grande hasta el Garañón. Lo recomendable es hacerlo ida y vuelta comenzando en Cruz Grande
para realizar el tramo más duro de la subida con en fresquito del
amanecer.
Como curiosidad diré que
hace unos meses un amigo que trabaja en la zona turística del sur me
preguntó: “¿Qué camino del diablo es ese que muchos clientes
extranjeros me hablan maravillas de él?”. “Mejor que lo veas
con tus propios ojos”, le dije. Así fue, hicimos juntos la ruta y
al finalizarla lo oí murmurar: “Con razón”.
Este fin de semana tengo
que volver porque el domingo me quedé muy rascado. Al salirme del
camino habitual hice varias fotos y una de ellas, al verla
posteriormente ampliada, me resultó verdaderamente sorprendente pero
la luz que había a esa hora no era muy buena por lo que debo repetir la toma de nuevo. Si lo consigo prometo poner la foto en el blog.
A ver si hay suerte.
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